Este pequeño pueblo de una pocas manzanas, donde los restaurantes de campo son la vedette.Tomás Jofré se encuentra ubicado entre las ciudades de Lujan y Mercedes a unos 8 Kms. de la ruta Nac. 5 y en realidad su verdadero nombre es Jorge Born.
Un poco de historia :En el año 1902 , una compañía inmobiliaria ( La Franco-Argentina ) cuyo dueño era Jorge Born , realiza un loteo en esta área y comienzan a llegar familias que se asientan en el lugar . En 1905 el Dr. Tomas Jofré (caudillo de la ciudad de Mercedes ) legislador que modificara el código penal, ante la inminente llegada del "Tren Saenz" hace un desvío y manda a construir una precaria estación de chapa que llevaría su nombre. Tan fuerte es la presencia de Jofré que el nombre de la estación se fue imponiendo al del pueblo , tal es así que hoy muy pocos lo conocen con el nombre de Jorge Born.El ramal ferroviario que dejo de funcionar en los 90 dejó a este pueblo, que alguna vez fue centro de acopio de granos y zona de tambos , en la mas absoluta soledad , como tantos otros pueblos de la provincia y gracias a la aparicion de opciones gastronomicas lo han transformado en un lugar que hoy es visitado por muchos que buscan un lugar donde conectarse con la naturaleza y comer bien. Las calles no tienen nombre , solo hay carteles indicadores de cómo llegar a cada uno de los restaurantes.
Un poco de historia :En el año 1902 , una compañía inmobiliaria ( La Franco-Argentina ) cuyo dueño era Jorge Born , realiza un loteo en esta área y comienzan a llegar familias que se asientan en el lugar . En 1905 el Dr. Tomas Jofré (caudillo de la ciudad de Mercedes ) legislador que modificara el código penal, ante la inminente llegada del "Tren Saenz" hace un desvío y manda a construir una precaria estación de chapa que llevaría su nombre. Tan fuerte es la presencia de Jofré que el nombre de la estación se fue imponiendo al del pueblo , tal es así que hoy muy pocos lo conocen con el nombre de Jorge Born.El ramal ferroviario que dejo de funcionar en los 90 dejó a este pueblo, que alguna vez fue centro de acopio de granos y zona de tambos , en la mas absoluta soledad , como tantos otros pueblos de la provincia y gracias a la aparicion de opciones gastronomicas lo han transformado en un lugar que hoy es visitado por muchos que buscan un lugar donde conectarse con la naturaleza y comer bien. Las calles no tienen nombre , solo hay carteles indicadores de cómo llegar a cada uno de los restaurantes.
Los sábados es mas tranquilo, en cambio los domingos trabajan con la capacidad a pleno.Se puede ir y pasar el día desde la mañana hasta la tarde en contacto con la naturaleza, para los chicos pueden hacerse “cabalgatas” en ponys, también se puede andar en bicicleta o disfrutar de una caminata ,
Hay una importante cantidad de restaurants para disfrutar de un gran almuerzo entre los que debemos mencionar a “Lo de Silvano” el pionero en este rubro, famoso por los ravioles (considerados UNICOS)
En el resto de los restaurants la comida esta compuesta por platos caseros y frescos, una entrada de fiambres mercedinos , Pastas caseras: Raviolones - Fusilli - Panzottis – Sorrentinos , Completo asador criollo y postres tradicionales (Flan casero, budín de pan, zapallo en almíbar, ensalada de fruta, helados).
Luego de un buen almuerzo se puede realizar una recorrida por la plaza en donde una caravana de puestos de artesanias hacen del deleite de los visitantes.
En definitiva un lugar del que uno se va con la convicción de volver a visitarlo.
Hay una importante cantidad de restaurants para disfrutar de un gran almuerzo entre los que debemos mencionar a “Lo de Silvano” el pionero en este rubro, famoso por los ravioles (considerados UNICOS)
En el resto de los restaurants la comida esta compuesta por platos caseros y frescos, una entrada de fiambres mercedinos , Pastas caseras: Raviolones - Fusilli - Panzottis – Sorrentinos , Completo asador criollo y postres tradicionales (Flan casero, budín de pan, zapallo en almíbar, ensalada de fruta, helados).
Luego de un buen almuerzo se puede realizar una recorrida por la plaza en donde una caravana de puestos de artesanias hacen del deleite de los visitantes.
En definitiva un lugar del que uno se va con la convicción de volver a visitarlo.
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